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Mostrando entradas de 2021

Reclusos de la época

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Ferdinand Van Kessel. (1690). La danza de las ratas . Retazos Rollos de cuero curtido que se extienden, que se tejen y entretejen, ¿se cosen con hilos? se cosen con vellos, se quieren a gritos se hunden en silencio, se corta el tejido: retazos de cuero. El proceso, el hilo, el tinte carmín, el curtido en taninos, el carrete y el dril; la aguja violenta apuñalando, dibujando sonrisitas y miradas perdidas que esperan ser correspondidas. ¡Ah, y el crujir del metal en medio de las llamas, traqueteo infernal! y hecha la estampa, cobra valor el bolso, la billetera, las botas, la cartera, el monedero y el cinturón. Y salen al mercado a tocar, a ser tocados, y llenos de inquietud y emoción abren su cremallera y gritan: “¡Soy de cuero bien curtido, tengo estampa de alto valor! me vendo, es decir, me regalo, porque de tenerme y soportarme ya estoy harto”. La dicha del cualquiera Llega a su casa y se sienta frente al escritorio, lee unos documentos importantes,

Horror vacui

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  Hildegarda de Bingen. (1152). El universo . El beso de la nada Nubes soñadas cargadas de lluvia melancólica, con sabor a lágrimas fermentadas de tanto esperar lo inesperado. Nubes que llegan como diosas con torrentes de agua purificada, que lavan nuestro cuerpo cansado de tantos golpes, cansado de tantos desaciertos, harto de sentir la sangre que corre en sus adentros. Nube con sabor de caramelo, prométeme no desampararme que abajo yo no tengo el consuelo que siempre me fue negado; abajo se habita en la miseria, cruenta realidad de ser humano. Nubecita de hechizos complacientes, no quiero omóplatos, yo deseo alas, no quiero garras, ya no las necesito: ahora mismo lo único que anhelo es la asfixia de tu eterno beso con tu lengua atravesando mi garganta. Un trueno. No eran nubes, eran telarañas. No era agua, sino orina. Nunca hubo consuelo, todo era delirio. Las alas no son más que huesos rotos y el beso una quimera malograda: relato jamás acontecido, mentiras muy bien enmascaradas, fu

Realidades eróticas

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  Roberto Ferri. (2017). Februus . Severidades La vida es una ninfómana. Ella me pide que la acaricie, me exige que la muerda en cada parte: en las rocas, en las células, en los libros, en su fulminante naturaleza eléctrica. Mis dientes se deshacen. Me mira con cara de lujuria y me dice: “¿Cuándo terminarás de entenderme?” Yo me quedo inmóvil, se tira con violencia a mi cuerpo, me flagela, la agarro del cabello, la lastimo con el lápiz, ella pone mi cabeza contra el piso. ¿Cómo puedo huir de esto? No puedo, una vez lo hice y me encerré en mi habitación y me acosté con otras musas, pero no me inspiraban poesía ni instinto, instinto por querer saber lo que hay debajo de las sábanas. Nada. Todo era blanco y redondo, comprimido en miligramos para embelesar tontamente. La verdad es que lo mismo es hacerse una paja. Entonces te escribo a ti, loca, desenfrenada, cruel, inestablemente estable, jodida, antipática… Pero real, sinceramente real. Que te gusta que no me guste el

Rigores septembrinos

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  Kazimir Malevich. (1913). El afilador de cuchillos. Septiembre Mes de siempre, sin piedad. Mes de amor y desamor. Mes de vida y mes de horror. Mes solo, honda soledad. Mes pequeño, corta edad. Mes inmenso, larga espera. Mes filoso, mes tijera. Mes enfermo, falsa voz. Mes de trigo, siega la hoz. Mes septiembre, tosca fiera. Solo hay calor Cada que malgasto el tiempo en divagaciones estériles, el golpe contra el techo lleno de polvo me aterriza sobre mi incómodo asiento y veo la muerte de plástico barato que se posa en mi escritorio, ella me mira sin mirarme, abre sus fauces y entona: “¡Deja de perder el tiempo que es septiembre y no hay festivos, solo hay calor y muchos trabajos! Estamos plagados de problemas y no buscas soluciones: alza la mirada al cielo mientras esperas al bus y observa al sol amarillo que se torna en una sanguaza que hierve de rostro horrorizado y de cuencas vacías. No te sobrevalores, que al igual que yo, la vida en este país caliente es de plástico barato.”

Tras las letras

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  Francisco de Goya. El sueño de la razón produce monstruos. (1799). El Quijote se escudó en su locura, haya sido cierta o no. Él luchó contra su mundo, se impuso sobre su realidad y su realidad no pudo combatirlo. Yo pienso que su locura fue fingida, fue una excusa para salir de su hogar monótono y lleno de facilidades, libros y más facilidades. Quiso dejar eso, dejar de ser el lector, quería ser el protagonista de su propia vida. Pero yo, yo no puedo. Al menos el Quijote fue valiente e inicia su aventura de manera casi inmediata cuando al inicio del relato. Yo, en cambio, me encuentro entre el amor que siento por mis padres, por no querer desautorizarlos y mis inseguridades.  Por eso mis aventuras son letras, letras que ahora mismo les tengo algo de celos y frustración concertados. Me fastidia saber que un personaje, que no es más que tinta sobre papel, tenga una vida más entretenida que la mía. Veo en cada letra, en sus trazos, en sus astas, panzas, colas y ojales y hasta en las til

Catscape: romances en internet e identidad

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  Victoria Vincent. [Vewn]. (2019). Catscape. Victoria Vincent, mejor conocida como Vewn en la web, es una animadora y artista que destaca por la calidad de sus obras, que están a la altura de otros grandes artistas como Felix Colgrave o Jack Stauber. Hoy me quiero centrar específicamente en sus animaciones, pues es increíble como ella sobresale con su estilo el cual puede compararse al de programas infantiles de comienzos de los 2000’s, lo que contrasta bastante con las temáticas que suele desarrollar. Vewn es artífice de Catscape, una breve, pero profunda animación. En ella se nos relata lo que puede ser conocer y hasta entablar un romance con alguien en línea, experiencia que muchos jóvenes hemos experimentado, pero que es muy mal vista por generaciones adultas, así como el reconocimiento de uno mismo en la medida que nos relacionamos con el resto: esta temática, sumado a la estética y el constante uso de símbolos y metáforas hace de Catscape una obra animada muy rica y única. Entra

Desdoblamiento

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  Federico García Lorca. (1936). Dibujo en una carta para Juan Ramírez de Lucas. 1. Un corte de cabello clásico, pantalones largos y camisas de diseños sobrios pueden volverse un disfraz, mejor aún, el atuendo de un personaje, uno todo triste, amargado, casi cascarrabias, y cuadriculado. Lo peor de todo es que quién interpreta el personaje lo hace mal, ya sea por estrés o por impropiedad, pero lo hace mal, detesta ese trabajo. De noche, cuando ese actor, que es mal actor, por fin descansa de ese personaje tétrico que tanto fastidio le causa, busca relajarse y medita en silencio sobre lo feliz que sería si no fuera actor, busca unas de esas semillas blancas para sembrar en su cuerpo una calma artificial o comparte con otros actores, que también son malos actuando, que junto a él dejan de actuar, no se ven como actores, se tocan como personas… Se queda dormido, extrañamente dormido, mirando la madrugada que augura otro día tenso trabajando en el tedioso sainete de su vida. 2. Quítate e

Cacofonías

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  Takato Yamamoto. Bad Habit. Cuidado medioambiental Ahogarse en un vaso de agua es ridículo: se desperdicia demasiada agua. Con una gota es suficiente. El niño perro Vivo en un patio gigante, con juguetes y entretenciones, me gusta hacer trucos en el fogón y en la computadora y de vez en cuando me premian con un vino o con una novedad. No me dejan salir mucho, aún no estoy vacunado y puedo contagiarme de malas compañías, de ideas nuevas y hasta de romances indebidos. Mejor doy vueltas alrededor de mí mismo hasta cansarme y dormir. Seis meses No sé cómo estoy, tampoco sé cómo estaba o cómo estaré. No sé qué he hecho, aunque no he hecho nada, pero soy bueno atrapando aire, bailando con muelas y construyendo en nubes. Mi pasatiempo favorito: soñar con todo, mas no hago nada.

El juego de la República

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En el sur se halla una patria, una patria confundida, dos océanos la bañan y tiene región andina, nosotros, sus habitantes, desbordamos alegría de brillante tricolor, le rezamos al turista y también al empresario. No sabemos de agonía, por acá no hay nadie triste, nos encanta nuestra vida, y si hay alguien que no le gusta lo contenta el policía con garrotes de juguete y pistolas de agua fría. ¿Por qué es que llora la gente cada noche y cada día? Si es feliz el presidente y también Marta Lucía ¿Por qué marchan enojadas las dichosas minorías? si el gobierno es muy naranja de naranja economía: el banquero es venturoso y también la minería. Nuestro adorno son mordazas con dibujos de sonrisas, y una cámara retrata nuestra mueca retorcida que comienza en el Caribe y acaba en la Amazonía. Algazara de dos siglos, una historia repetida, una historia de una patria ya moribunda y abatida de soportar tantos años de sangrientas alegrías. Alejandro Obregón. (1957

Un país que duele

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Débora Arango. (1950). La República. En el siglo pasado, Hannah Arendt ya hablaba sobre la banalidad del mal. Parafraseándola rápida (y hasta burdamente) decía que mucho del mal que hay en el mundo surge por la ignorancia y que de esa forma, muchas personas no son conscientes del mal que hacen. Esto lo reflexiona ella en un momento clave para la historia de la humanidad, en especial en la historia alemana: ella siendo judía, padeció y vio padecer a otras personas las torturas que los nazis ejercían a los judíos y a otros grupos como los comunistas, los homosexuales o los traidores al régimen. Ella no pretendía defender de ninguna forma a quienes cometieron actos atroces durante la Alemania nazi, ella explicaba la razón por la cual muchos soldados o ciudadanos alemanes del Tercer Reich actuaron así. El gobierno prácticamente les lavó el cerebro y no permitía que los ciudadanos miraran otras aristas de pensamiento diferentes a las que el nazismo pregonaba, pues quienes lo hacían eran p

Adolescencia y primavera

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  Pedro Pablo Rubens. (1638). El rapto de Ganímedes. No entiendo Las letras hablan de tu nombre, los espejos murmuran tu reflejo y tus fotos congelan el instante. Te pienso y me pregunto sobre lo que nos une: ¿el pecado, la soledad, los miedos, el pasado? No entiendo nada, te busco y te digo que te quiero. Café y galletas Por las mañanas te pienso, por las mañanas te deseo, deseo sentirte en mi paladar, saborear tu dulzura, también tu amargura. Aceleras mi corazón y me siento como un niño, uno pequeño y enamorado de la vida, de lo que piensas y de lo que siento. Quisiera ser una galleta: sumergirme en tu piel morena, en tus ideas enérgicas, desmoronarme frente a ti como la humanidad ante sus miedos. Nuestros aromas harán un solo aroma: olerá a alegría y juventud. No habrá mejor combinación que la nuestra, seremos la envidia de toda la cafetería y tu nombre estará junto al mío en el menú. De noche De noche veo el mango de atrás, sus hojas bailan al compás de la brisa. Luego pienso en no

Rimas y alimañas

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  René Magritte. (1934). La invención colectiva. Caminando por el parque Una paloma camina de forma suave y serena anda libre, sin cadenas, ella no ama ni es cretina, no fuma o cree en doctrinas; como ella quisiera ser: solo volar y comer, vivir sin vivir la vida, envejecer distraída sin temor a perecer. Relojes y bichos Un mosquito me hizo una picadura, dos arañas salen de ese rincón, tres moscas vuelan por mi habitación, cuatro hormigas viven una aventura; la vida de esos bichos nada dura, en cambio, la nuestra dura un montón. Siempre buscamos alguna razón para hacer de la vida una tortura, somos víctimas de nuestro desquicio, creemos que somos inteligentes, nos inventamos problemas y oficios que diluyan el tiempo en nuestra mente, no importa que se conviertan en vicios, nada importa al vivir eternamente. Para mi gata Para acariciarla estiro mi mano, se sube a la cama y suelta un maullido, me olvido de todo y soy más humano. Se podrá tildar de tonto y de vano, pero ella me anima si e

¿Cómo escondernos de la vida?

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Cold in hand blues y qué es lo que vas a decir voy a decir solamente algo y qué es lo que vas a hacer voy a ocultarme en el lenguaje y por qué tengo miedo Alejandra Pizarnik. (1971). El infierno musical. En algunas ocasiones, cuando tenemos el ánimo por los suelos después de un día pesado, solemos poner algo de música para relajarnos. También, después de una semana llena de trabajo, exámenes, diligencias, etc., nos sentamos frente al computador o al televisor y vemos una película o serie entretenida y de nuestro gusto. La vida está llena de momentos amargos, es como si fuera un grillete que tenemos que arrastrar hasta volvernos viejos y por eso es necesario muchas veces tener un pequeño escape de ella. Leer algo en una tarde libre, ver ilustraciones en Pinterest, escuchar música mientras cocinamos o ver con amigos una película hace que ese peso de la vida sea más liviano. Obviamente, aquellos que se desahogan en la escritura, las artes plásticas, la fotografía, etc., también encuentr

Autorretratos

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Violeta Parra. (1964). Cristo en bikini. Lentes rotos Un lente se rompió de desesperación, el otro se rompió de aburrimiento. Ahora marañas de hilos envuelven las esquinas de los lentes para que puedan sostenerse y así pueda seguir viendo el grillete de mi sombra incluso cuando no hay luz. Prosopografía Mi cabello murió por culpa de su propia vanidad, mi sonrisa sonríe de noche, pero me duele de día, la sangre que corre en mí no es sangre, es alquitrán, mi cuerpo es carne y huesos atados con cabuya, y el espejo no es más que mi mirada que me mira, pero que ya no quiero volver a mirar. Haiku adolescente Yo estoy muy viejo para desperdiciar mi juventud.

Uróboro

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  Viktor Oliva. (1901). El bebedor de absenta.  (…) Es de madrugada, no puedo seguir la lucha contra el sueño y caigo desplomado en mi cama esperando la luz del sol. Me despierto faltando dos o tres horas para el medio día. Mi primera tarea del día es preparar el almuerzo para la casa: la carne, las especias, el aceite y las papas me dan los buenos días junto al tinto que me prepara mi abuela. Sudo por el fogón, por el tinto y por el caluroso clima caribeño. Termino de cocinar y me siento a terminar de tomar mi tinto, que ya está frío, y a esperar a que mi madre llegue del trabajo para servir la comida. Mi madre llega a comer, nos habla de lo que ha sucedido en su trabajo hasta el momento y nos reímos de alguna ocurrencia; ella come rápido porque tiene que regresar a la empresa. Terminamos de comer, mi padre se va, mi madre se va y mi abuela se encierra en su habitación a ver televisión, yo lavo los platos y vasos sucios mientras escucho música. Son las dos de la tarde. Una vez r

Tres poemas

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René Magritte. (1937). Reproducción prohibida. El niño Érase un niño que era muy tonto y triste: era el espejo. Dialéctica del padre y el hijo Soy hijo de la vida, pero paso el tiempo pensando en mi muerte. Soy hijo de Bogotá, pero estoy enamorado del Caribe. Soy hijo de un amor convencional, pero mi forma de amar es distinta. Soy hijo de Dios, pero me he refugiado de él en el pecado. Soy hijo de un ave, pero le tengo miedo a volar, ni siquiera sé si tengo alas. Soy hijo de un árbol de madera dura, pero al verme al espejo veo pétalos y polen en mi rostro. Nosotros, los hijos, estamos condenados a ser diferentes. Las dos de la tarde Son las dos de la tarde y el sol es el mismo de ayer, tiene la misma luz hipócrita que enceguece mi cansada mirada. Mi sonrisa se tiñe de amarillo con el té de hace dos días, té con sabor a miedo y a repetición. Paso otro trago de té y me convierto en alimento de los mosquitos y de los pensamientos. Tomo una ducha y no sé si lo que cae al piso es agua, sudor