Catscape: romances en internet e identidad

 
Victoria Vincent. [Vewn]. (2019). Catscape.


Victoria Vincent, mejor conocida como Vewn en la web, es una animadora y artista que destaca por la calidad de sus obras, que están a la altura de otros grandes artistas como Felix Colgrave o Jack Stauber. Hoy me quiero centrar específicamente en sus animaciones, pues es increíble como ella sobresale con su estilo el cual puede compararse al de programas infantiles de comienzos de los 2000’s, lo que contrasta bastante con las temáticas que suele desarrollar.

Vewn es artífice de Catscape, una breve, pero profunda animación. En ella se nos relata lo que puede ser conocer y hasta entablar un romance con alguien en línea, experiencia que muchos jóvenes hemos experimentado, pero que es muy mal vista por generaciones adultas, así como el reconocimiento de uno mismo en la medida que nos relacionamos con el resto: esta temática, sumado a la estética y el constante uso de símbolos y metáforas hace de Catscape una obra animada muy rica y única.

Entrando de lleno en la animación: ¿es realmente tan malo conocer una persona en redes sociales o, peor aún, enamorarnos de esa persona? Este prejuicio es tratado en Catscape, el personaje protagonista, que tiene un traje de diablo, conoce a alguien en “la vida real” con quien solía tratar únicamente en línea, y siente que no está haciendo lo correcto, por lo que va al confesionario de una iglesia, entendiendo a la iglesia como una autoridad que alude metafóricamente a las personas adultas. Nuestros padres, por ejemplo, suelen decirnos que está mal conocer personas en internet porque bien, como dice el vídeo no es “la vida real”, aíslan la red de la realidad viéndola como una negación de esta. Parejas de adultos suelen contar que se conocieron en una fiesta, en sus universidades, en el trabajo, etc., siendo resumible estas situaciones a que sencillamente una vez se toparon y siguieron entablando conversaciones o momentos juntos, pasando de ser unos completos extraños a ser una pareja de enamorados. Pero ellos no tienen en cuenta de que el internet es “real” por el simple hecho que interactuamos con él no solo para conocer personas como alguna vez servían las fiestas, sino como una herramienta útil como en su momento lo fue el teletipo o la máquina de escribir. Otro escudo usado por generaciones mayores es el peligro que habita en internet, sin embargo, en su época habían peligros similares al del internet, basta con ver esos programas que se transmiten por Investigation Discovery que presentan casos de crímenes de finales del siglo XX cuya sinopsis suelen ser: “ella lo conoció en una fiesta, se enamoraron y decidieron pasar el resto de su vida juntos, pero él realmente era un psicópata y la asesinó brutalmente una noche”, por lo que se puede concluir que el peligro está en todas partes y sencillamente debemos saber en quién depositar nuestra confianza.

En Catscape, la manera en la que el protagonista supera este tabú del internet se simboliza cuando al salir de la iglesia se pincha un dedo y deja la sangre correr sobre la estatua del ángel, con esto realiza un acto de rebelión y de libertad, y se libera del yugo de una autoridad que le recriminaba, y sigue su vida sin importar que dicha autoridad se vea lastimada por su decisión.

Los personajes de Catscape están disfrazados, en línea ellos son lo que quieren ser, o mejor dicho lo que quieren que el resto de las personas crean que son. Es normal esta desnaturalización del yo en la red, pues muchas veces por querer aceptación por otros usuarios nos disfrazamos, incluso llegamos a olvidar qué hay de bajo de esa coraza con forma de pantalla tal y como le pasa a los personajes protagonistas, que en el caso del que tiene traje de diablo se da cuenta gracias al personaje de la máscara que no es quien aparenta ser, y este a su vez le quita la máscara a su cita para hacerle caer en cuenta que también se está disfrazando.

El video termina con los dos personajes juntos y dormidos, humanamente dormidos, disfrutando de la libertad y de la compañía,  estando libres de presiones sociales presentes en el internet y de los prejuicios de la sociedad.

Los amantes. (1928). René Magritte.


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