Repeticiones

 

Violeta Parra. (1964). La cena.

Banquete nocturno de sobras

Tras un beso,
fuera de tus manos sudadas,
cuando tu voz
chilla un silencio que ensordece:
estoy yo
tendido sobre un plato bonito.

La luz de lo oscuro
encandilando mis pupilas
que no entienden
a las manchas rojas
que ensucian la porcelana.

¿Qué es esto?
¿Adónde vas?
Me privas del lenguaje.
Responde.
Te escucho sin que me hables.
Quiero seguirte...
solo obtengo un tropiezo:

llueven luces de silencio,
me resbalo entre las manchas
malolientes de mi sangre.
Mis dientes chuecos
salen disparados de mis encías
tras el golpe,
tras un beso
de tus labios ausentes.
Un tropiezo,
solo eso,
solo mis vísceras regadas
como restos deformes
al borde del plato,
rozadas por lo oscuro,
a la espera de ser engullidas
por tus manos.

Sí, un tropiezo:
caigo del plato
a una esquina húmeda de la cocina,
donde la nevera descongelada
llora el mismo dolor mío.

Aquí me pudro
devorado por el moho
en una sanguaza de sudor
y servilletas.

Ahora soy aquel chico,
uno de tus otros.
Ahora me hago momento,
me hago recuerdo,
me hago nombre,
me hago secreto:
ahora soy una migaja de la nada
haciéndose algo.

Y tú, amor,
te haces verso.

Décima monótona

Cansado, cansado estoy
de aguantar este martirio,
de sufrir este delirio,
de soportar el sol de hoy.
Susurro: "me voy, me voy
buscaré algo de alegría,
sin el sol de mediodía
que condena a mi jornada,
sobria, seca y magullada
al rigor de un nuevo día".

Otro año

A Isabella T.

El calendario me cuenta un secreto
que todos conocen,
pero solo yo lo entiendo.

El papel de los cuadernos es el mismo,
la cama tendida también;
las salamanquejas todavía caminan
por las paredes
cazando apetitosos insectos.
Tras la ventana veo al barrio igual que siempre,
el cielo todavía anuncia los rayos del sol
y el calor sigue atravesando mi piel
como hace dos días lo hacía.

Y yo:
El calendario pasa la voz al espejo,
que me pregunta si es cierto lo que dice.
El espejo le cuenta al cuaderno,
y este le responde
que yo ya no escribo lo mismo,
aunque sus hojas sean las mismas.

El tiempo,
mi cara,
la tinta,
mis cosas,
mi vida:
me construyo despacio
en mudas exoesqueléticas
que hablan de mí,
pero soy distinta;
es otro año más
siendo yo misma.

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