Las tijeras de Isabela
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1. Isabela cree que algún día llegará a cortar el papel. Por lo pronto lo pellizca, lo tuerce. Los dobleces se ríen. Isabela cree que se burlan de ella y los ahoga con silicona caliente. Ella sujeta bien las esquinas del papel, las dobla, las retuerce y las redondea hasta lograr que parezcan la sonrisa que ella ve en los charcos cuando llueve. "Charcos": con dos sílabas, char-cos, dice. Ella también cree que al papel le sobran dos sílabas; ¿para qué decirlo así, si en realidad no se dice, sino que se corta? Isabela asume que lo dice porque quiere cortarlo, es que Isabela cree que algún día llegará a cortar el papel. Todo lo que se dice es un deseo y ella lo entiende porque entre más lo dice más cerca estará de cortarlo y de dibujar allí su sonrisita de tijeras. Sin embargo, Isabela verdaderamente teme decirlo, pensarlo, creerlo. Su sonrisa augura esa forma que forma lo que por ahora dice. Charco, papel, cortar; todos son dos sílabas en las que cree porque las des